Hace algún tiempo alguien me envió un correo con unas reflexiones y otras tantas recomendaciones acerca de la crianza de los hijos. Para mi esta información llegó un poco tarde porque ya había tenido los aciertos y cometido los errores que me correspondían como padre.
Puede ser que para Usted no sea tarde. Puede ser que sea el momento de observar con cuidado a esa pequeña, encantadora y angelical criatura, a la que da tanto amor, a la que mima sin precaución y que a veces parece una pequeña versión de un dios caprichoso y omnipotente. Luego pregúntese ¿No estará creciendo en un proceso de malacrianza? ¿No serán mis excesos amorosos y mis desvelos para con ese hijo o hija, más contraproducentes que beneficiosos? ¿No estaré criando una especie de monstruo insensible y egoísta?
Nadie puede experimentar con la experiencia ajena y cada persona es distinta. Sin embargo, convendría que leyeramos con atención el texto que nos comparte el siquiatra Cesar Mella. Es probable que de allí derivemos alguna enseñanza para nuestra vida, incluso es probable que comencemos a criar hijos más respetuosos y más concientes de las necesidades de sus padres que de las de ellos mismos.
Estamos criando “vagos”
Por César Mella, psiquiatra
Hay que llamarlos varias veces en la mañana para llevarlos a la escuela.
Se levantan irritados, pues se acuestan muy tarde hablando por teléfono, viendo tele o conectados a la Internet, o porque están en la calle hasta bien entrada la noche.
No se ocupan de que su ropa esté limpia y mucho menos ponen un dedo en nada que tenga que ver con 'arreglar algo en el hogar'.
Idolatran a sus amigos y viven poniéndoles 'defectos' a sus padres, a los cuales acusan a diario de que 'están pasaos'.
No hay quien les hable de ideologías, de moral y de buenas costumbres, pues consideran que ya lo saben todo.
Hay que darles su 'semanal' o mesada de la que se quejan a diario porque 'eso no me alcanza'.
Si son universitarios, siempre inventan unos paseos de fin de semana que lo menos que uno sospecha es que regresarán con un embarazo o habiendo fumado un cigarrro de marihuana.
Definitivamente estamos rendidos y la tasa de retorno se aleja cada vez más, pues aún el día en que consiguen un trabajo hay que seguir manteniéndoles.
Me refiero a un segmento cada vez mayor de los chicos de capas medias urbanas que bien pudieran estar entre los 16 y los 24 años y que para aquellos padres que tienen de dos a cuatro hijos, constituyen un verdadero dolor de cabeza.
¿En qué estamos fallando?
Para los nacidos en los cuarenta y cincuenta, el orgullo reiterado es que se levantaban de madrugada a ordeñar las vacas con el abuelo; que tenían que limpiar la casa; que lustraban sus zapatos; algunos fueron limpiabotas y repartidores de diarios; otros llevábamos al taller de costura la ropa que elaboraba nuestra madre o teníamos un pequeño salario en la iglesia en donde ayudábamos a oficiar la misa cada madrugada.
Lo que le pasó a nuestra generación es que elaboramos un discurso que no dio resultado:
Por César Mella, psiquiatra
Hay que llamarlos varias veces en la mañana para llevarlos a la escuela.
Se levantan irritados, pues se acuestan muy tarde hablando por teléfono, viendo tele o conectados a la Internet, o porque están en la calle hasta bien entrada la noche.
No se ocupan de que su ropa esté limpia y mucho menos ponen un dedo en nada que tenga que ver con 'arreglar algo en el hogar'.
Idolatran a sus amigos y viven poniéndoles 'defectos' a sus padres, a los cuales acusan a diario de que 'están pasaos'.
No hay quien les hable de ideologías, de moral y de buenas costumbres, pues consideran que ya lo saben todo.
Hay que darles su 'semanal' o mesada de la que se quejan a diario porque 'eso no me alcanza'.
Si son universitarios, siempre inventan unos paseos de fin de semana que lo menos que uno sospecha es que regresarán con un embarazo o habiendo fumado un cigarrro de marihuana.
Definitivamente estamos rendidos y la tasa de retorno se aleja cada vez más, pues aún el día en que consiguen un trabajo hay que seguir manteniéndoles.
Me refiero a un segmento cada vez mayor de los chicos de capas medias urbanas que bien pudieran estar entre los 16 y los 24 años y que para aquellos padres que tienen de dos a cuatro hijos, constituyen un verdadero dolor de cabeza.
¿En qué estamos fallando?
Para los nacidos en los cuarenta y cincuenta, el orgullo reiterado es que se levantaban de madrugada a ordeñar las vacas con el abuelo; que tenían que limpiar la casa; que lustraban sus zapatos; algunos fueron limpiabotas y repartidores de diarios; otros llevábamos al taller de costura la ropa que elaboraba nuestra madre o teníamos un pequeño salario en la iglesia en donde ayudábamos a oficiar la misa cada madrugada.
Lo que le pasó a nuestra generación es que elaboramos un discurso que no dio resultado:
”¡Yo no quiero que mi hijo pase los trabajos que yo pasé!”
¿Usted por que tiene lo que tiene?…. Por que le costo esfuerzo… sacrificios, y así es que se aprende a valorar los esfuerzos de los padres y no acostumbrar a nuestros hijos a recibir todo por obligación.
Nunca conocieron la escasez, se criaron desperdiciando, a los 10 años ya habían ido a Disney World dos veces, cuando nosotros a los 20 no sabíamos lo que era tener un pasaporte.
Nunca conocieron la escasez, se criaron desperdiciando, a los 10 años ya habían ido a Disney World dos veces, cuando nosotros a los 20 no sabíamos lo que era tener un pasaporte.
El 'dame' y el 'cómprame' siempre fue generosamente complacido y ellos se convirtieron en habitantes de una pensión con todo incluido, (TV, Dvd, Equipo de sonido, Internet y comer en la cama, donde hay que recogerles el reguero que dejan por que siempre se les hace tarde para salir…)
Y luego nos preguntamos, ¿Por que nuestros hijos se aíslan, no comparten con nosotros? Cualquier cosa es mejor que sus padres o una actividad familiar.
¿Quién les suministró todo eso a nuestros hijos? … Nosotros Mismos… Y Sabiendo Que No Estaba Bien.
Al final se marchan al exterior a la conquista de una pareja y vuelven al hogar divorciados o porque la cosa 'se les aprieta' en su nueva vida.
¿Quién les suministró todo eso a nuestros hijos? … Nosotros Mismos… Y Sabiendo Que No Estaba Bien.
Al final se marchan al exterior a la conquista de una pareja y vuelven al hogar divorciados o porque la cosa 'se les aprieta' en su nueva vida.
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Los que tienen hijos pequeños, pónganlos los domingos a lavar los carros y a limpiar sus zapatos a ganarse las cosas. Un pago simbólico por eso puede generar una relación en sus mentes entre trabajo y bienestar.
La música metálica, los conciertos, la tele, la moda y toda la electrónica de la comunicación han creado un marco de referencia muy diferente al que nos tocó, y ellos se aprovechan de nuestra supuesta desinformación para salirse con la suya.
Estamos forzados a revisar los resultados, si fuimos muy permisivos o si sencillamente hemos trabajado tanto, que el cuidado de nuestros hijos queda en manos de las domésticas y en un medio ambiente cada vez mas deformante y supuestamente por nuestro cargo de conciencia de no tener mucho tiempo con ellos, subsanarlo con cosas materiales.
Ojala que este mensaje llegue a los que tienen 'muchachos chiquitos', pues ya los abuelos pagaron la transición...
La música metálica, los conciertos, la tele, la moda y toda la electrónica de la comunicación han creado un marco de referencia muy diferente al que nos tocó, y ellos se aprovechan de nuestra supuesta desinformación para salirse con la suya.
Estamos forzados a revisar los resultados, si fuimos muy permisivos o si sencillamente hemos trabajado tanto, que el cuidado de nuestros hijos queda en manos de las domésticas y en un medio ambiente cada vez mas deformante y supuestamente por nuestro cargo de conciencia de no tener mucho tiempo con ellos, subsanarlo con cosas materiales.
Ojala que este mensaje llegue a los que tienen 'muchachos chiquitos', pues ya los abuelos pagaron la transición...
Nunca es tarde para cambiar y recuerden es mejor tarde que nunca,
nuestros hijos algún día lo van a agradecer.
Cesar Mella
Psiquiatra
nuestros hijos algún día lo van a agradecer.
Cesar Mella
Psiquiatra
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